Pequeñas exposiciones cotidianas


Por Pablo Olmos Adamowich

 

Desde joven me fascinó la capacidad de un escaparate para transformar la calle en un escenario, un instante cotidiano en algo que merecía detenerse a contemplar. La disposición de objetos, los colores, la luz y los detalles se combinaban para contar historias sin palabras, como pequeñas exposiciones que invitaban a soñar, a imaginar y a conectar con el mundo de otra manera. 

 

Escaparate de Los Jabones de Mi Mujer, calle Mayor 4, Pedraza, Segovia

El Escaparate, calle Mayor 4, Pedraza, Segovia.

 

Nací en una ciudad de suburbios. Houston era un mosaico de barrios con chalets y jardines, a los que solo se podía llegar en coche. Allí, los escaparates vivían dentro de centros comerciales, ordenados y predecibles.

Descubrí los escaparates a pie de calle viajando a Londres, Buenos Aires o Madrid. Me fascinaban aquellos que invitaban a detenerse, a olvidar durante unos minutos el ruido de coches y transeúntes, y que conseguían suspender el tiempo. Eran pequeños escenarios a los que alguien había dedicado cuidado y talento, y en los que yo me perdía soñando, deseando.

 

Avena silvestre crece en la campiña segoviana

Avena silvestre (Avena fatua) comun en los campos de cultivos y bordes de carretera a finales de verano entrando el otoño.

 

Con los años, dejé de mirar solo los productos y empecé a admirar la puesta en escena. Recuerdo cuando las tiendas de ropa colgaban las prendas de finísimos hilos de pescar que, a distancia, las hacían parecer suspendidas en el aire. Cada pieza, con su precio colocado con precisión, parecía parte de una coreografía delicada.

Los escaparates de repostería eran pura tentación: pasteles y bombones perfectamente alineados, invitando a elegir el tuyo antes de cruzar la puerta. Y los de los ultramarinos eran casi instalaciones artísticas: cajas, latas y bolsas apiladas con tal disciplina y orden que se convertían en composiciones hipnóticas de color y tipografía.



 

Hoy, tras años de trabajo en diseño, tengo un escaparate donde ofrecer experiencias, emociones y momentos de belleza efímera.

 

Creando escaparate de avena silvestre

Para aguantar rectas las espigas es necesario la construcción de un soporte de madera y rejilla de metal.

 

Estudié Bellas Artes y mi mirada se afinó. Ya no solo veía objetos, veía composición, ritmo y narrativa.

Más tarde, al mudarme a Nueva York, el listón subió aún más. Paseaba por los grandes almacenes —Barneys, sobre todo—, donde los escaparates de Navidad tenían fecha de estreno y se vivían como un verdadero evento cultural. Allí confirmé algo que ya intuía: el escaparatismo es un arte. Igual que en un museo o una galería, basta un espacio, un público y la voluntad de conmover, provocar o deleitar.

 

recolecta de avena silvestreAvena silvestre para escaparate Los Jabones de Mi Mujer
Avena silvestre para decoración de escaparate Escaparate tienda de Pedraza otoño, Los Jabones de Mi Mujer

Recolecta y proceso de preparación del nuevo escaparate de nuestra tienda de Pedraza.

 

Hoy, tras años como diseñador gráfico, he pasado de interpretar necesidades comerciales a algo distinto: desde julio tengo un escaparate. Un espacio que me reta a crear, que me invita a contar historias, a recibir miradas, a generar expectación. Por primera vez, siento que mi trabajo está expuesto, que lleva mi firma.

 

 

Atardecer en la sierra de Santiuste de Pedraza

Atardecer de otoño en Santiuste de Pedraza, Segovia.



El Escaparate

Nuestro escaparate es un lugar vivo, en constante transformación, donde presentamos acciones inspiradas en la naturaleza que acompañan nuestra filosofía de vida y de proyecto. Queremos que evolucione en concepto, creatividad y técnica, dejando que siga su propio curso natural.

Este otoño nos inspiramos en la luz dorada que envuelve la campiña segoviana al caer la tarde. Espigas de avena silvestre —largas, delicadas, bañadas por el sol— han sido el hilo conductor de esta primera puesta en escena. Una invitación a detenerse, mirar y dejar que el tiempo vuelva, por un instante, a suspenderse.

Les invitamos a descubrir El Escaparate en Calle Mayor 4, Pedraza, Segovia.

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